Es el método END más básico y utilizado. Consiste en un examen visual exhaustivo de la superficie del equipo para detectar cualquier defecto visible, como grietas, corrosión o desgaste. Este método proporciona una rápida evaluación inicial del estado del equipo.

Durante una inspección visual, los inspectores examinan detenidamente el equipo utilizando los ojos, complementados con herramientas como lupas o boroscopios para las zonas de difícil acceso. Buscan cualquier signo de daño, irregularidad o anomalía que pueda indicar un posible fallo o defecto. Este método permite detectar tanto los defectos superficiales como los subterráneos, proporcionando información valiosa sobre la integridad general del equipo.

La inspección visual se utiliza habitualmente en diversos sectores, como la fabricación, la construcción y la aviación. Es especialmente eficaz para inspeccionar equipos como tuberías, recipientes a presión, componentes estructurales y maquinaria.